Beaterio

          La figura de las beatas es propia de los primeros años del cristianismo y daba posibilidad a las mujeres de vivir una vida consagrada al Señor de modo más intenso sin pertenecer a ninguna orden religiosa.

          Los beaterios eran unas estructuras que asociaban mujeres cristianas con vocación de servicio a enfermos y desamparados. Las beatas vivían en sus propias casas o en común en los beaterios. No tenían votos, aunque sí había una norma general: austeridad y castidad. Sin embargo, estas mujeres no eran exactamente religiosas y podían abandonar el beaterio en cualquier momento.

          Una característica de los beaterios es que debían ser autónomos, de manera que más allá de orar y servir a Cristo en la ayuda a pobres y desamparados solían realizar algunos trabajos que les procuraran el sustento de la comunidad.

          A menudo, se situaban cerca de hospitales u hospicios, que solían ser los lugares donde desempeñaban su función.

Francisco de Asís crea el movimiento de la Tercera Orden, dirigido a los laicos y laicas. Y de ahí, a mediados del siglo XIII, surge el Beaterio de San Francisco de Asís en Valencia.

Los Beaterios fueron desapareciendo con el tiempo, a causa de las presiones eclesiásticas principalmente. El Beaterio de Valencia fue de los poquísimos que quedaron hasta finales casi del siglo XIX.

Es en este Beaterío donde ingresó Francisca Pascual. Las beatas se caracterizaron, tal como cuentan las crónicas de la época, por su espíritu de oración, penitencia, carácter afable y cercano, su ayuda a las necesidades sociales existentes desde una perspectiva que hoy llamaríamos de denuncia profética en muchos de los casos.

Hacemos referencia al Beaterio por considerar a las beatas como pioneras de la valoración social y religiosa de la mujer.

Este espíritu de lucha por la defensa de los grupos más débiles y marginados y por la libertad de la mujer para tomar decisiones sobre su vida, es lo que más animó, años después, a M. Francisca.

Las beatas eran realmente mujeres valientes y arriesgadas que fueron abriendo caminos a la vida religiosa actual y a la mujer en general.

En este beaterio estuvieron mujeres influyentes en la vida de la Iglesia y sociedad valenciana: Dos hermanas de San Vicente Ferrer y la beata Soriana (siglo XIV); Margarita Agullona (siglo XVI); Jerónima Dolz, Josefa Iniesta (Siglo XVII); Joaquina de la Cruz, Mariana Talens (Siglo XVIII); Francisca Pascual (siglo XIX).